Horacio, el consagrado a las Horas, diosas del orden y la justicia, regresa a Elsinore para los funerales del rey, o, mejor, como le recrimina amablemente el Príncipe, para los esponsales de la reina. Y sin embargo, nada es casualidad, ni la elección del momento, ni tan siquiera la amistad que les une.
¡Oh, buen Horacio (...) si alguna vez me albergaste en tu corazón, permanece ausente de la bienaventuranza y alienta por algún tiempo en la trabajosa existencia de este mundo para contar mi historia(20)
Y así el fiel amigo es también un cronista. Pero ¿y él, qué sabemos de él? No son los héroes ni los villanos quienes cuentan sus hazañas, sino los sufridos y parciales testigos de sus actos. Se enredaron en ellos como una trepadora y florecen en palabras que cuentan dos historias.
No fue un accidente que fuera yo el guardián de la memoria del Coronel Walter E. Kurtz, como tampoco fue un accidente mi regreso a Saigon. No hay forma de contar su historia sin contar la mía propia. Y si su historia es realmente una confesión, la mía igualmente lo es.(21)
Frase doblemente utilizada y discutida. Primero en el guión de Apocalyse Now! coofirmado por Coppola y Milius, y de nuevo en el Conan de éste último, con chulería, como para reafirmar su autoria. ¿Y a qué tanta mezquindad? En realidad, es una buena frase. Sobre todo porque se basa en Conrad(22), y Conrad sabe bien de lo que habla. Él es uno de los nuestros, ¿verdad Horacio? Él, su Marlowe, willard, Subotai...y el querido doctor Watson(23) Porque:
...la amistad requiere algo más de misterio (34)
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