miércoles, 22 de octubre de 2008

Guardianes de la memoria

Horacio, el consagrado a las Horas, diosas del orden y la justicia, regresa a Elsinore para los funerales del rey, o, mejor, como le recrimina amablemente el Príncipe, para los esponsales de la reina. Y sin embargo, nada es casualidad, ni la elección del momento, ni tan siquiera la amistad que les une.
¡Oh, buen Horacio (...) si alguna vez me albergaste en tu corazón, permanece ausente de la bienaventuranza y alienta por algún tiempo en la trabajosa existencia de este mundo para contar mi historia(20)

Y así el fiel amigo es también un cronista. Pero ¿y él, qué sabemos de él? No son los héroes ni los villanos quienes cuentan sus hazañas, sino los sufridos y parciales testigos de sus actos. Se enredaron en ellos como una trepadora y florecen en palabras que cuentan dos historias.

No fue un accidente que fuera yo el guardián de la memoria del Coronel Walter E. Kurtz, como tampoco fue un accidente mi regreso a Saigon. No hay forma de contar su historia sin contar la mía propia. Y si su historia es realmente una confesión, la mía igualmente lo es.(21)


Frase doblemente utilizada y discutida. Primero en el guión de Apocalyse Now! coofirmado por Coppola y Milius, y de nuevo en el Conan de éste último, con chulería, como para reafirmar su autoria. ¿Y a qué tanta mezquindad? En realidad, es una buena frase. Sobre todo porque se basa en Conrad(22), y Conrad sabe bien de lo que habla. Él es uno de los nuestros, ¿verdad Horacio? Él, su Marlowe, willard, Subotai...y el querido doctor Watson(23) Porque:
...la amistad requiere algo más de misterio (34)

sábado, 11 de octubre de 2008

¿Qué filosofia, Horacio?

Y en cuanto al que aguarda en puerta, que no en el umbral, no deja de resultar curioso que sea justo al buen amigo Horacio, leal hasta el absurdo, cronista por obligación, al que recurran los soldados de Elsinore para compartir sus visiones. O quizá no. Quizas sea precisamente por esa su alma romana, práctica y a la vez supersticiosa, sensata en cualquier caso, que le hace desde luego fiable testigo y aliado frente a las sombras. Y si así es, y siendo él como es el que finalmente habla al príncipe de las apariciones de su real y muerto padre, ¿por qué ese "hay más cosas en este mundo que las que sueña -otra vez, recurrente, el sueño- tu filosofia, Horacio"?(18)¿Acaso porque lo increíble no es el que haya fantasmas, sino asesinos?

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I think I'm dumb...maybe just happy. (19)

martes, 7 de octubre de 2008

Hay alguien en la puerta (2)





Porque joven Hamlet, ¡hay alguien en la puerta! Alguien que os insta a actuar Príncipe. Es la voz del padre, la sombra de su alma condenada, pero humana, tan humana... Pagando sus cuentas aprovecha su castigo para exigir no justicia, no reparación, ni verdad, ni perdón, sino venganza.


Si tienes corazón, no lo soportes(14)
Un padre, alguien que vela por nosotros, alguien a quién le debemos la vida, esa vida que, Príncipe, no apreciáis en lo que vale una aguja. ¿Pero, y el alma? ¿También ese alma cuya posible existencia os impide abandonar este valle de lágrimas? Otro padre, Lucas Buck(15), thompsiano (16) sheriff de Trinitty, lo tiene claro:

Todos tenemos decisiones que tomar. Y si la gente está indecisa, es solo porque han escuchado la voz equivocada, una voz que les habla desde lo astral, que les seduce con esperanza, incluso que puede volver a un hijo contra su padre.(17)

Esperanza. No veo esperanza, o quizá sí. Némesis, que todo lo equilibra, acude. Porque "a los muertos no les importa la venganza". Pero instan a ella a los vivos, ellos o su sombra, el dolor y el recuerdo, y es a éstos, a los vivos a quienes incumbe. Bravo Príncipe, no cejes pues en tu lema:

¡"Adiós, adiós, acuérdate de mi!"

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editado lunes 1 de Diciembre, 2008
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Hay alguien en la puerta(1)


Querido maese Villon, ¿temor de Dios? Al umbral, más bien, ese umbral inevitable y a lo nos espera una vez traspasado.

¡He aquí el obstáculo! Porque es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños pueden sobrevenir en aquel sueño de la muerte, cuando nos hayamos librado de este torbellino de la vida(9).

Y ya sea Temor a la Condenación Eterna o a lo que sea que nos aguarde, es en la Conciencia tras la que se escuda nuestro príncipe danés, aquella -la conciencia- por la somos capaces de reconocernos como individuos frente al mundo, aquella que nos permite distinguir el bien del mal, en definitiva, aquella que nos ayuda a prever y temer consecuencias. ¿Es pues ella la que nos hace cobardes?

y, así, el motivo de la resolución se torna enfermizo bajo los pálidos toques del pensamiento, y empresas de grande aliento e importancia, por esta consideración, tuercen su curso y dejan de tener el nombre de acción(10)

Así no queda sino esconderse en la buhardilla, como aquel faulkneriano Goodhud Coldfield(11), que incapaz de traicionarse a sí mismo eligiendo un bando, se encerró en el desván hasta dejarse morir. Pero, no es éste el caso ¿verdad?. Y es que, Príncipe, escucha, hay alguien en la puerta. Y me temo -qué premonición la tuya- que no es:

"¡La hermosa Ofelia! ¡Ninfa acuérdate de mí en tus oraciones"(12)



Tampoco os trae Genciana para la resolución entre sus obsequios, ni siquiera para reclamar justicia. Nada os trae, sino dolor y ansía.

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miércoles, 1 de octubre de 2008

¿Quieres vivir para siempre?


La muerte que todo los consume


Pero, ¿es qué quieres vivir para siempre? No yo, ni el querido príncipe obviamente, ni Conan que responde al desafio que con esta pregunta le lanza Valeria (8) la de la hermandad roja, arronjándose al peligro. Con ella. Hay fatalismo en Valeria y orgullo, nada que ver con el sentido práctico de aquella otra máxima romana: la suerte sonrie a los audaces. ¿He aquí la cuestión? Príncipe te desprenderías a gusto de la vida, pero ¿dónde la audacia? La hay en la fingida locura, quizás, pero no en la ristra de ¿y sis? que paralizan tu venganza. ¿Es que quieres vivir para siempre?

Hoy, como ayer, desea la muerte
tanto le aflige la tristeza el corazón
que, a menudo, si no fuera proque teme a Dios
haría un horrible acto(7)


editado lunes 6 de octubre, 20:47